Conservación y restauración. Ejemplos metodológicos. La madera

A continuación se expondrán una serie de métodos utilizados en este proceso de conservación. No se presenta ninguno como el mejor, pues dependerá de las características del objeto para utilizar uno u otro. En función del color de la pieza, textura, aspecto general de la madera, de la flexibilidad, de si tiene objetos metálicos adheridos, etc.  El objetivo general de cada uno de ellos será el de dar una consolidación interna, evitando que el objeto se contraiga y se deforme la madera en el proceso de secado.

Tratamientos obsoletos

Entre algunos de los métodos para conservar la madera que ya han quedado en desuso se encuentran, en un primer momento, procedimientos un tanto improvisados, como la de cubrir el objeto con un musgo húmedo, o arcilla, trapos mojados, pero que no permitían garantizar su conservación a largo plazo.

Otros materiales que se han utilizado en algunas ocasiones han sido la cera de abeja, resina, petróleo, pero esto solo retrasaba su degradación, no lo evitaba por completo.

Un método antiguamente utilizado desde el siglo XIX, remarcado por Javier Nieto en su libro, es la conservación con alumbre, y que describiremos a continuación a grandes rasgos.

Esta consistía básicamente en hervir el objeto en una solución de alumbre y de agua, con más proporción de alumbre que de agua, durante un tiempo que variaba según el tamaño de la pieza. Esta disolución penetraba en la madera y el alumbre cristalizaba al enfriarse, obteniendo la pieza una resistencia considerable, lo que evitaba su deformación, aparentemente.

Pero el inconveniente que presenta el alumbre es que absorbe la humedad del ambiente, y al condensarse el agua, se elimina el alumbre. Otro inconveniente era la cristalización, pues esta produce la ruptura de la estructura de la madera, varía el tamaño de la pieza, se pierden los detalles, y esto dificulta el estudio de las huellas de las herramientas sobre este material, por ejemplo. Este método era ineficiente pues, como se ha comentado anteriormente, hay que atender a dos aspectos muy importantes a la hora de conservar una pieza. Por un lado que esta no varíe en su forma, tamaño y aspecto. Y por otro, que su conservación se garantice a largo plazo.

La conservación y restauración de una pieza se trata de procedimientos con costes muy elevados y es muy importante la formación de las personas que interviene en este proceso. Los laboratorios que tienen los medios necesarios para que se pueda llevar a cabo, pueden no ver atractivo invertir recursos en esta práctica, pues en ocasiones todo el esfuerzo que conlleva, no se ve recompensado.

Tratamientos utilizados en la actualidad.

Estos son, por ejemplo, el Polyéthyléne Glycol, conocido con las siglas de PEG, tratamientos como la resina de Melamina, impregnación/polimerización con radiación gamma, sacarosa, colofonia, alcohol-acetona-éter, alcanfor-alcohol, aceite de silicona y la liofilización. No entraremos en  demasiado detalle de cada uno de los componentes químicos que intervengan en cada proceso, solo una presentación general de su función y de cómo actúa al aplicarlo en la madera. Seguiremos el artículo de Juan Luis Sierra, La conservación de la madera arqueológica subacuática, para describir cada uno de los procesos.

PEG

Son ceras sintéticas que son solubles en agua. Se utilizó en el proceso de conservación del Wasa, lo que popularizó este producto, llegando a asociarlo con un método en sí de conservación. Pero la realidad es que existe una amplia gama de este, teniendo una función importante en el proceso de conservación, pero no es exclusivo.

Su función es penetrar en las cavidades celulares de la madera, acelerado con la elevación de temperatura. Una vez enfriado el PEG, se solidifica, lo que evita que la madera se deforme al secarse.

Esto se realiza introduciendo la madera en una disolución de PEG y agua, lo que favorece que envuelva a la madera y se introduzca por todas sus cavidades. En el caso de que el objeto sea muy grande, como fue el caso del Wasa, se realizará por regado continuo.

La amplia gama que presenta este producto favorece su utilización a diferente temperatura y concentraciones y la utilización de diversos productos auxiliares hará acelerar el proceso, como es el caso del etanol, del metileno para dar un acabado mejor a la pieza, etc.

Es una práctica extendida, sobre todo, en el Norte de Europa. El Wasa y las naves vikingas de Roskilde son un ejemplo de ello.

Entre las ventajas que presenta, como ya se ha dicho, que es soluble en agua y puede aplicarse en objetos de gran tamaño. Pero los inconvenientes que tiene es que debe estar continuamente conservado en un ambiente húmedo controlado y a una temperatura concreta. Esto eleva el coste de mantenimiento en un museo por las instalaciones que debe tener para mantener el objeto que haya sido tratado con este producto.

Resina de Melamina

Se emplea en laminados de madera, adhesivos resistentes al calor, para tratar cueros evitando que se arruguen, etc. Esta resina penetra fácilmente en la madera. Al condensarse, deja una materia dura en el interior, lo que imposibilita su contracción en el proceso de secado.  En el artículo de Juan Luis Sierra explica muy bien las combinaciones con otros productos y los efectos que estos reproducen sobre la madera. Como por ejemplo, a la hora de bañar la pieza con resina de melanina y agua, más otros productos varios, se le añade un 5% de urea con el fin de reducir la viscosidad y mejorar la penetración de la resina, dependiendo de la temperatura del baño.

Este proceso es irreversible, dejando una huella visible por el color claro que toma al ser tratado con la resina de melamina. Por lo que se dan tratamientos posteriores para oscurecerla y darle un aspecto más natural.

Impregnación/polimerización con radiación gamma

Al igual que la anterior, este método consiste en darle una estructura dura en el interior de la madera, introduciendo el producto en su interior y, posteriormente, polimerizarlo. Puede ser realizado mediante aditivos solubles en agua y no solubles. Para catalizar la polimerización del producto se usarán en este caso rayos gamma, emitidos por una fuente radioactiva.

Para determinar la intensidad de irradiación se posicionará más alejado o más cerca da la fuente de emisión de esos rayos gamma. Esto evita que haya un exceso de temperatura y haga hervir la disolución de su interior y forme pequeñas burbujas.

Presenta ventajas respecto al PEG, pues el compuesto se introducía más rápidamente en el interior de la madera, y presenta una mayor consistencia. Pero la infraestructura de la que necesita para llevar a cabo esto debe ser en centros de investigación nuclear, lo que requiere grandes instrumentos, grandes medidas de seguridad, etc. Solo es aplicable a pequeños objetos, por las dimensiones de la cámara, y es completamente irreversible el proceso.

Sacarosa

La sacarosa o azúcar común, surgió como alternativa a los procesos más caros. Es similar al PEG, solo que se utiliza sacarosa. Su composición le facilita entrar rápidamente en la madera. Es muy soluble en agua, a temperatura ambiente, lo que permite no tener que elevar la temperatura mediante ningún mecanismo para que pueda ser soluble. Sin embargo el problema que presenta es que las disoluciones azucaradas crean un ambiente perfecto para que proliferen microbios, por lo que debe ser tratado con un agente antimicrobiano.

Una vez se seque la madera se debe conservar en una zona húmeda, contando con que la sacarosa en la superficie hace que se seque más lentamente, lo que favorece su función conservadora.

Colofonia

Consiste en reemplazar el agua de la madera por una resina natural. A la resina de pino se le llama Colofonia. Según el artículo, se introduce la madera en una disolución de colofonia en acetona a 50º C. Según las características de cada madera se determinará el tiempo que deba estar inmerso en esta disolución. Se convierte en un objeto ligero y fuerte. Se puede utilizar en maderas que tengan objetos de metal adheridos, puesto que la colofonia no reacciona con metales. Se utiliza para pequeños objetos de madera.

Alcohol-acetona-éter

Primero se le hace perder agua en sucesivos baños de metanol, sustituido después por éter etílico, con el objetivo de reducir las tensiones superficiales en la madera. En una mezcla de éter y resinas se endurece la pieza tras su secado. Para evitar accidentes, pues la mezcla de alcohol-éter y resinas es muy explosiva, se debe realizar en pequeñas piezas y con una seguridad adecuada.

Alcanfor-alcohol

Similar al anterior. Se reemplaza el agua con un alcohol, sustituido este por alcanfor. Este último pasa de estado sólido a gaseoso muy lentamente, lo que permite no ejercer daños muy importantes sobre la madera, evita que la madera no se colapsa o se encoge. La madera queda ligera y con un color claro. Y al igual que los anteriores métodos, solo es posible aplicarlo en pequeñas piezas.

Aceite de silicona

Introducida por C. W. Smith y D. L. Hamilton, del Archaeological Preservation Research Laboratory, la Universidad  A&M de Texas. Se trata de un nuevo método que procede de la ciencia médica-forense enfocado a la conservación de tejidos.

Primero se sustituye el agua por acetona, y luego se le aplica un baño en aceite de silicona, al vacío, para acelerar el proceso. Una gran variedad de productos entran en juego en este método, descritos con detalle en el artículo ya mencionado, que tras realizar sus funciones y haber eliminado el exceso de silicona, se introduce la pieza en un horno a 52º C, con un catalizador, denominado como CT-32, que reacciona con la silicona. Esto le otorga una buena resistencia a las condiciones ambientales. Como muchos otros, este método no es reversible, la silicona no puede ser eliminada.

Liofilización

Mediante este proceso, el agua contenida en la madera es convertida en hielo, extraído posteriormente gracias a su sublimación, es decir, pasar a estado gaseoso sin pasar por estado líquido. Posteriormente ese vapor pasará a ser sólido, y será más fácil su eliminación. Es necesaria una cámara de vacío para lograr este proceso.

Al congelarse el agua, puede producir roturas en la madera, por lo que ha de hacerse de forma progresiva y controlada. El exterior estaría impregnado por PEG, pues llega a congelarse antes que el agua. Las piezas a las que se les aplique este método deben ser aquellas que quepan en las cámaras de vacío, por lo que no siempre puede llevarse a cabo.

El primer barco  que se trató de conservar de esta forma, según Javier Nieto, fue en Marsella, el de la “Bourse”. Un barco de diecinueve por siete metros y medio de dimensiones, aparecido en 1974. Fue dificultoso debido a que había que construir una cámara de vacío para esta embarcación.

Por lo que el principal inconveniente es económico. Las instalaciones y equipos son muy caros. Requiere un elevado consumo energético, necesidad de un personal cualificado, es un proceso lento, etc. Por lo que se le aplica a objetos de gran valor económico, empezándose a utilizar en objetos patrimoniales de interés cultural.

A grandes rasgos estos son los métodos más utilizados. No se ha profundizado demasiado en los componentes que conforman cada reacción y demás características de cada proceso. En el artículo citado de Juan Luis Sierra se expone de forma más concreta cada uno de estos apartados, siendo esto una visión general de lo que existe y su aplicación en los restos en madera.

Condiciones de almacenamiento y exposición en museos

Debido a que el futuro de un objeto que ha sido conservado y restaurado es su exposición en los museos para el disfrute del público o bien en los almacenes de los mismos, es importante saber en qué condiciones debería estar dicho objeto para su conservación óptima. Una dificultad añadida tendrán las piezas orgánicas, como la madera, extraídos del medio acuático, debido a su tratamiento de conservación.

El papel de conservador de museos y otros profesionales es muy importante. Deben estar atentos en saber cuáles son las condiciones ideales tanto para su exposición en los museos como su conservación en almacenes. Los factores a los que han de estar atentos son la temperatura, la humedad, la iluminación y las condiciones de las vitrinas o los almacenes en los que se van a depositar.

El primer factor que ha de tener en cuenta, la humedad, relacionada con la temperatura ambiente, es de vital importancia. Esta puede dilatar y contraer el objeto y alterar la forma del mismo. Está unida a la temperatura puesto que una subida repentina de esta desciende la humedad relativa existente, produciendo los efectos que se han descrito. Además, el exceso de calor hace proliferar microorganismos y toda una variedad de plagas que pueden afectar a la madera. Por otro lado, la iluminación es un factor importante, puesto que la luz penetra en las capas de la madera provocando daños estructurales.

Esto hace entender que una buena conservación inicial no sirve de nada si las condiciones ambientales, por ejemplo, no están controladas para evitar que la madera se deforme, en lo que respecta a la situación final del objeto, ya sea en el almacén o la vitrina de un museo. Para ello se llevan a cabo protocolos de conservación preventiva que evitan su deterioro, sin intervenir directamente en la pieza, favoreciendo su conservación.

Bibliografía

  • NIETO PRIETO, J. (1984): Introducción a la arqueología subacuática. Barcelona. Edit.: CYMYS. (págs. 113-125)

Webgrafía

 


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